Quisiera ser
irreal, como en otros tiempos
Estoy de viaje. Podría
decir de este, que es un viaje circular. Todo nos está saliendo redondo, y lo
mejor es que no usamos cábala, es una
suerte que se nos escapa de las manos a Dani a Puly y a mi.
Como para que
vayan a creer un poco más en mi relato, les cuento que mientras caminábamos y
pensaba en todo esto con una limitación angustiante, se nos cruzó por el camino
un unicornio: era un burro blanco que nos hizo alucinar. Estaba sentado
enfrente a una casa, con las patas
delanteras clavadas en el barro, mirando fijo, como poseído, hacia la puerta de
la casa. La primera en verlo fue Dani. Mientras
tanto las tres caminábamos pensativas (supongo que todas las emociones del
momento tenían que ver con que era el fin del viaje, la última noche y que caminábamos
pateando una bola de cansancio y extrañes imaginaria).
Lo cuento ahora, porque después de ver eso, todos los pensamientos que volaban al
caminar, fueron cayendo hasta llegar a
la carpa.
Pero volviendo a
la caminata, yo pensaba en los viajes de
antes, cuando me asombraba de que un artesano me enseñara a tejer macramé y yo
con mucho entusiasmo volvía a buenos aires llena de ideas. En ese entonces me creía que escarbando en la
arena llegaría a China, y que si me metía al mar de noche, instantáneamente me
partiría un rayo. Una vez nos juntamos entre muchos e hicimos un poso enorme en
la arena (en realidad lo habíamos encontrado ya empezado, asique sólo
continuamos el trabajo de otros). Le hicimos escaleritas para entrar desde la playa,
y UNA MESITA DE LUZ. Pero al rato un salvavidas nos hizo taparlo. En otro viaje hicimos algo parecido en un bosque,
ésta casita estaba más equipada.
Yo soñaba con
volver un día al mar con algún amor.. Pasaba muchas tardes inventando historias sobre todo lo que estaba lejos. Trasladaba a mis personajes a un cuarto de hotel, y los hacía jugar.
Otra vez soñé que
volvía a la ciudad con miedo, después de haber tenido todas esas ideas que sólo aparecían a la distancia, y me
quedaba en un semáforo. Durante todo el sueño estaba detenida allí, por donde pasaban algunos amigos. Sus visitas eran fugaces, iban descargando
todo en el semáforo. No sé qué rabia producía
yo, que todos terminaban con ojos envidiosos y algunos bombardeaban con nose qué. No pude irme hasta que me desperté... Aunque
creo que la sensación me quedó por más rato.

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